CONTROL DE LOS ARRENDATARIOS EN LAS COMUNIDADES DE PROPIETARIOS

No hay duda que el comportamiento de los inquilinos es un gran problema en muchas comunidades. Los propietarios siempre están rodeados de personas desconocidas que suelen ser inquilinos del propietario, familiares o amigos, pero igualmente podrían ser intrusos en la comunidad.

Para tener un cierto control sobre las personas que entran en la comunidad y utilizan los servicios comunitarios cada comunidad suele tomar distintas medidas. De hecho, no es raro ver a personas que no tienen nada que ver con la comunidad y sin embargo acceden a la misma y disfrutan de la piscina.

Cada comunidad adopta su propio sistema para evitar el acceso de extraños y para conseguir un cierto control de los apartamentos que se alquilan y demás, pero al final no hay ninguna solución eficiente salvo que la comunidad tenga algunas normas específicas al respecto en sus estatutos y pueda dar cumplimiento a los mismos por estar cerrada al exterior y controlada por vigilantes de seguridad o conserjes que controlen todos los accesos y todos los movimientos dentro de la comunidad.

Desgraciadamente, muy pocas comunidades en esta situación, por lo que son el presidente y la administración, y en ocasiones el conserje o incluso el jardinero, los que hacen cuanto está en su mano a fin de controlar el acceso a la comunidad.

Este control sobre los propietarios que arriendan sus viviendas se hace todavía más necesario tras la proliferación de apartamentos turísticos y la posibilidad legal de incrementar la cuota de estos inmuebles hasta en un 20% más, por lo que ahora no sólo es importante saber quiénes son los inquilinos de una propiedad para tener un cierto control sobre su comportamiento, sino también resulta determinante para saber si se puede imponer o no esta subida del 20%. Lamentablemente, esta subida no será para todas las viviendas alquiladas, sino sólo para las que tengan la calificación legal de apartamentos turísticos lo que genera un cierto agravio comparativo.

Muchos propietarios exigen al presidente y al administrador que pidan a los propietarios sus contratos de alquiler con los inquilinos, o que demuestren que los que están utilizando la vivienda son familiares o amigos sin pagar nada. El presidente o la administración pueden pedir al propietario esta documentación pero la comunidad debe saber que estos propietarios requeridos no están obligados a dar a la comunidad una copia de su contrato privado de arrendamiento, ni un certificado que diga que las personas que utilizan las propiedades son amigos o familiares y no pagan ningún alquiler.

Lo único que la comunidad puede hacer es tratar de conseguir la información de la Junta de Andalucía sobre las viviendas que están registradas como apartamentos turísticos. De todos modos, con esta información tampoco podrá saber la comunidad quién es el inquilino en cada momento.

Además, en el caso de que la vivienda no esté registrada en la Junta de Andalucía pero esté alquilada a corto plazo, salvo que los propietarios informen expresamente a la comunidad, no puede saberse si la vivienda está o no alquilada.

Son muchos los casos en los que distintos propietarios culpan al presidente o a la administración de no tener controlado quien vive en cada momento en la comunidad e incluso les culparan del comportamiento de algunos inquilinos u ocupantes, pero lo cierto es que no se puede obligar legalmente a los propietarios a entregar una copia de su contrato de alquiler o indicar quien viene ocupando su vivienda.

Desgraciadamente, la nueva ley aprobada por el gobierno sobre los apartamentos turísticos no resuelve la mayoría de los problemas reales de la comunidad, por lo que, además de su deficiente redacción y falta de un sentido claro, sólo viene a regular un tipo de arrendamiento y no todas las modalidades de arrendamiento que pueden darse en una comunidad.

Desde luego, es evidente que con tan deficiente regulación legal no podemos culpar al presidente o a la administración de la comunidad de los problemas que puedan ocasionar los inquilinos en una comunidad o la falta de control de las personas que a la misma accedan.

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